¡Saludos a todos los navegantes! ¡Iniciamos nuestra singladura a través de la red! Este blog zarpa sin rumbo conocido con el ánimo de contribuir con un granito de arena (o una pizca de sal marina en su caso) al insondable océano de la enseñanza del español como lengua extranjera. Pero antes de soltar amarras debo disculparme ante el poeta por haberme apropiado ilícitamente de sus versos. Es de recibo levar anclas homenajeando a Rafael Alberti y a su obra poética, y en particular al poema que sirvió en su día para bautizar este blog, otrora llamado El burro explosivo:
"UN BURRO EXPLOSIVO PARA FRANCO"
Tú todavía, general botijo,
caudillo cantimplora sin pitorro,
liliputiense, hijo
de zorra cabezorra y cabezorro.
Di, Francisco, ¿hasta cuándo,
con tus bordados camisones nuevos,
de cara al son y caraculeando,
nos tocarás la yema de los huevos?
Contempla, rebozado cochifrito,
la desgraciada Italia de Benito,
la Alemania de Adolfo destrozada.
Pero siendo tan chico de estatura
para contemplar nada,
sube a admirarlas, paticuesco enano,
desde la interminable sepultura
de tanta España muerta por tu mano.
¿Qué ves? Verde te veo,
no de aquel bello azul, azul de Prusia,
que la Falange (luego Falangeta
cuando se le encogió y heló el respiro
traseramente en Rusia)
viera desvanecerse en la puñeta.
¿Duermes tranquilo, Franco?
Cómo son al sentarte tus mañanas,
si atacado de espaldas y de flanco
por tus erectas guardas africanas
velas sin vela, ¡oh Canco, Canco, Canco!
Arriba ya, paneque! baila, andorga;
peonza que al final democratizas;
baila, culo hecha trizas,
baila, Generalismo pandorga,
sieso manido, sieso
patibulario, tieso y patitieso!
Muerto estás ya, Paquita la Católica,
Isabel del Ferrol y de Castilla.
Tu España carajólica
te despide: ¡Presente!,
mientras en los luceros, amarilla,